domingo, 20 de octubre de 2013

Mi poema


  • Modificar un poema relacionándolo con los libros y la lectura.

Poema original: Te quiero a las diez de la mañana

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y
con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la
comida o en el trabajo diario, o en las diversiones
que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con
la mitad del odio que guardo para mí.


Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y
siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajena como la mujer
de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo
yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense
en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién
podría quererte menos que yo amor mío?


                                                   Autor del poema: Jaime Sabines


Mi poema : Te leo a las diez de la mañana


                          Te leo a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te leo con toda mi atención y
con todo mi silencio, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a leerte, y tu argumento es
comida o trabajo diario, o diversiones
que no tienes, comienzo a leerte sordamente, con
la mitad de la atención que guardada para tí.

Luego vuelvo a leerte, cuando me acuesto y
siento que estás hecho para mí, que de algún modo
me lo dicen tu portada y tu contraportada, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
texto. Tu historia viene toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en las palabras de tus párrafos, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.

Todos los días te leo y te atiendo irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajeno como el libro
de otro, Me preocupan los personajes, me preocupo
yo, me distraen mis finales alternativos. Es probable que no vuelva
a leerte hasta dentro de mucho tiempo. Ya ves ¿Quién
podría leerte mejor que yo libro mío?




sábado, 19 de octubre de 2013

Adaptar el siguiente poema a los libros y la lectura modificando su contenido.
"Me gustas cuando callas" , de Pablo Neruda.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.


Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía.


Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.


Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.


Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

POEMA ADAPTADO:


Me gustas cuando te leo porque eres muy interesante,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que una mirada te cerrara la boca.


Como todos los libros están llenos de mi alma
emerges de las palabras, llena del alma mía.
Mariposa literaria, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía.


Me gustas cuando te leo y eres muy interesante.
Y estás como quejándote, mariposa literaria.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.


Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de libro, tan lejano y sencillo.


Me gustas cuando te leo porque eres muy interesante.
Sugerente y sabio como si me conocieses.
Una palabra entonces, con la imaginación basta.
Y estoy alegre, alegre de que me acompañes.


Actividad con el poema

Rima de Gustavo Adolfo Bécquer. Los verbos en presente son transformados al pretérito imperfecto.

Yo sabía un himno gigante y extraño 
que anunciaba en la noche del alma una aurora, 
y estas páginas eran de ese himno 
cadencias que el aire dilataba en las sombras. 

Yo quisiera escribirle, del hombre 
domando el rebelde, mezquino idioma, 
con palabras que fuesen a un tiempo 
suspiros y risas, colores y notas. 

Pero en vano era luchar, que no había cifra 
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!, 
si, teniendo en mis manos las tuyas, 
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

Power Point Unidad Didáctica.

viernes, 18 de octubre de 2013

Actividad con un poema


 1) Cambiar los verbos que están conjugados en presente a pasado. El poema original es del autoJosé Agustín Goytisolo.

PALABRAS PARA JULIA

Tú no podías volver atrás 
porque la vida te empujo 
como un aullido interminable.
Hija mía era mejor haber vivido
con la alegría de los hombres
que haber llorado ante el muro ciego.
Te sentiste acorralada
te sentiste perdida o sola
tal vez quisiste no haber nacido.
Yo sabía muy bien que te dirían
que la vida no tenía objeto
que era un asunto desgraciado.
Entonces siempre te acordaste
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como pensé.
La vida era bella, ya viste 
como a pesar de los pesares
tuviste amigos, tuviste amor.
Un hombre solo, una mujer
tomados, de uno en uno
eran como polvo, no eran nada.
Pero yo cuando te hablé a ti
cuando te escribí estas palabras
pensé también en otra gente.
Tu destino estaba en los demás
tu futuro era tu propia vida
tu dignidad era la de todos.
Otros esperaron que resistieses
que les ayudase tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre te acordaste
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como pensé.
Nunca te entregaste ni te apartaste
junto al camino, nunca dijiste
no pude más y ahí me quede.
La vida era bella, tú viste 
como a pesar de los pesares
tuviste amor, tuviste amigos.
Por lo demás no hubo elección
y este mundo tal como era
fue todo tu patrimonio.
Me perdonaste no sabía decirte
nada más pero tú comprendiste
que yo aún estaba en el camino.
Y siempre siempre te acordaste 
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como pensé.


Actividad de Carlos Mollar Herrero con el poema

Modifica el siguiente poema para que tenga relación con los libros y la lectura:

CANCIÓN DEL PIRATA - JOSÉ DE ESPRONCEDA
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

MODIFICACIÓN:
Con diez lecturas por banda,
libro bueno en cada mesa:
Los ojos de mi princesa,
Vuela con el bergantín...
Abrí el libro al que llaman,
Historia de un conocido,
el mundo me ha compartido
del uno al otro confín.

Nota: En negrita aparecen las partes mantenidas del poema original y lo que aparece en cursiva son títulos de libros. Los ojos de mi princesa es un libro de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Vuela con el bergantín es de Wilkie Collins.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Actividad con el poema

Lee el siguiente poema de Rubén Darío, y cambia los verbos en negrita, que están en presente, a futuro.

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no ser nada, y ser sin rumbo cierto,
 y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que agaurda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni dónde venimos!...